Los videojuegos evocan momentos. Siempre recuerdo el caso del muchacho que encendió su consola para jugar a un videojuego y vio que había una partida con el auto fantasma del padre que había fallecido y el cual intento no superar para que no se sobrescribiera. No se si era cierto o no pero no es una anécdota descabellada.
La memoria tiende a enlazar algo y conectarlo a un momento en particular. Un juego, por ejemplo, que tal vez recuerde nuestra infancia, a nuestro padre o madre intentándolo pasar con nosotros a nuestro lado mirando o simplemente esa hermosura de ser tan pequeños y sentirnos grandes por un momento, cosa que a día de hoy preferimos que sea al revés.
Lo mismo le ocurrirá a alguien que hoy es pequeño, vera con ojos especiales los juegos actuales y dentro de 10 años dirá que los juegos no son como los que jugaba en su niñez.
Saludos!!!