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Todo buen juego no puede dejar de
tener una segunda parte, y Arkanoid no iba a ser menos. Quien no se ha
pasado alguna tarde en el bar rompiendo todos los bloques, siguiendo con
la mirada la pelota y maldiciendo a ese bloque que queda en la esquina
y no hay forma de destruirlo para pasar al siguiente nivel.
Poco más hay que decir para
describir este juego, adictivo como él solo, con mejores gráficos que
su predecesor, con power-ups, con el vicio inherente a todo buen
juego. En esta parte la linealidad de las pantallas queda rota por la
aparición de diferentes caminos para terminar el juego y la
posibilidad de editar nuestros propios niveles.
Preparate Doh, esta vez no
volverás!! |