Hace unos años le eché bastante tiempo a la versión SNES. La verdad es que es un pasote, un juego muy colorista y con personalidad propia a pesar de que intente ser una especie de Super Mario Bros.
La putada es que llegué a un punto, ya mediado el juego, del que no supe salir, ya fuera porque no entendí cómo debía hacerlo o por culpa de un bug.