Éste lo empecé a jugar, lo dejé, "reaprendí" a jugar otras dos veces y otras dos veces volví a dejarlo antes de completar la primera campaña. Durante más de un lustro intenté encontrarle el punto sin éxito. Posiblemente el simulador más estresante que he volado, con un diseño de misiones tan encorsetado y opresivo que acababa hastiado de volar con el culo apretao tras unas pocas salidas. A ésto se une una respuesta pobre del joystick para mi gusto: el avión resulta pesado a los mandos, impreciso y poco sensible. Si has de maniobrar mucho, a muy baja altura, y emplear el cañón con frecuencia, es fundamental sentirse cómodo a los mandos.
Como bien dice Neville, el juego da la sensación de ir acelerado, pero realmente es así. Todo pasa muy rápido, irrealmente rápido, y llegarán misiones donde será necesario ejecutar todas las maniobras de memoria, con precisión milimétrica, y encima con prisas para poder cumplir todos los objetivos (que no avanzar en el juego, aquí nos dan algo de manga ancha). ¿Una segunda pasada sobre el objetivo A? Posiblemente ya llegues muy justo a B, y cuando alcances C será tarde y se habrán cepillado las tropas que tenías que defender. Para mí este planteamiento le resta mucho a la simulación, porque convierte el juego en una suerte de "speedrun" que tendrás que ensayar una y otra vez, siempre de la misma manera, hasta que por fin te salga niquelao. Y así yo no disfruto.