Nagual recibió un baneo permanente como resultado de varios infortunios: publicar más de lo que otros podían asimilar, no respetar las normas formales de escritura (teclear con los dedos gordos sobre una pantalla de cristal no ayudaba) y, con ello, generar cierto malestar o agotamiento en algunos usuarios.
Después recibió un indulto que duró apenas una hora, antes de convertirse en un silencio forzoso de treinta días, que respetó religiosamente.
Sin embargo, al perder las claves de su cuenta, jamás pudo volver a acceder.
Nagual tomó entonces una decisión, fruto de la vergüenza y del peso de las miradas ajenas: no volver jamás.
Reconoció sus errores, entendió que la inocencia no los borra y decidió retirarse en silencio.
Aun así, todos podemos renovarnos. Cambiar, mejorar y adquirir una nueva identidad es un privilegio raro, pero posible.
Solo quise mantener vivo lo poco que aún me ata a esta realidad.
Podría haber creado otra personalidad o apoyarme en la inteligencia artificial para recrear mis textos, pero preferí cambiar lo que podía cambiar por mí mismo:
no escribir mensajes kilométricos, publicar solo una vez por semana y evitar temas personales.
También intento, poco a poco, seguir las reglas ortográficas (aunque aún busco la tecla de los acentos). Mi intención Inicial era compartir juegos que aún no tenían Aquí.
Entiendo que la paciencia de todos tiene límites —como la mía—, y solo aspiro a tener algún amigo con quien compartir algo sincero.
Si no es posible, igualmente lo acepto con gratitud.
No soy de rogar; creo que las cosas se consiguen mejor con inteligencia, sigilo, humor o, llegado el caso, por la fuerza. Confío en el poder del amor libre e incondicional, y sé que es lo único que me ha permitido llegar hasta aquí; por ello, les doy las gracias de corazón.
Desde los primeros días de esta comunidad, siempre me ha inspirado su espíritu de camaradería, un lazo que solo pudo construirse gracias a la ayuda, la participación y al reflejo de los sueños de cada uno de sus integrantes a lo largo de tanto tiempo.
Pueden dirigirse a mí de “tú”. Hablar de uno mismo o de otro en tercera persona siempre suena raro… ¡y es de mala educación!
Si lo prefieren, pueden llamarme amigo o Jimy, compañero de guerrilla, porque, al fin y al cabo, solo soy una persona.
El día que deje de serlo, podrán volver a llamarme Nagual.
Ojalá, con el tiempo, pueda aportar algo positivo a esta comunidad, siempre desde el respeto, la calma y el deseo sincero de construir en lugar de dividir.