Summoner se juega enteramente desde una perspectiva en tercera persona. Con la excepción de las secuencias preprogamadas de historia, todo lo demás se ve desde la misma cámara. Sin embargo, se nos permite girar y acercar o alejar dicha cámara a voluntad, con lo que se consigue el mismo tipo de flexibilidad visual que puede encontrarse en una modalidad de repetición de jugadas. Todas los combates tienen lugar en tiempo real, y emplean un sistema de menús muy sencillo. Mientras la mayoría de juegos de rol nos sepulta en unos sistemas de ataque y defensa a base de múltiples menús, Summoner funciona, en cierto modo, de forma similar a Diablo. Seleccionamos el personaje que deseamos controlar, elegimos a quién va a atacar, y sólo nos preocupamos de los menús si pretendemos hacer algo particularmente especial, como lanzar un hechizo o invocar a una criatura. Aunque se pueden llevar hasta cinco miembros en el grupo, sólo se pueden controlar de uno en uno, dejando a los restantes que sigan las últimas instrucciones recibidas o la IA de comportamiento que se les haya asignado previamente. El sistema de combate en tiempo real es rápido y simple, y puede que eche para atrás a los aficionados al rol que buscan un control total sobre todos y cada uno de los aspectos de una batalla.
Pero la verdadera joya de Summoner es su historia. Desde el principio del juego hasta su secuencia final, Summoner busca constantemente la forma de sorprender al jugador. El argumento sigue la fórmula básica hollywoodiense, y está lleno de momentos de victoria y emoción. El juego consigue realmente motivarnos para que lleguemos a conocer a todos los personajes, y nos obliga a utilizar a todos los miembros del equipo en lugar de centrarnos únicamente en nuestro favorito. La aventura cuenta además con gran cantidad de misiones menores, cada una de las cuales tiene su razón de ser y tendrá un impacto en el desarrollo global de la historia.
Joseph habita un mundo increíblemente amplio. Hasta el más pequeño de los pueblos es sencillamente enorme comparado con lo que nos tienen acostumbrados los JDR de consola. Summoner cuenta con algunos de los escenarios más detallados jamás vistos en este género fuera del ámbito del PC. El fondo se extiende hasta el horizonte, y se puede viajar hasta cualquier edificio que se vea en la distancia para verlo de cerca. Algunos de los diseños arquitectónicos son sencillamente espectaculares, y el motor del juego permite acercarnos y disfrutar de ellos en todo su esplendor. Aun así, los pueblos son tan enormes que a veces resulta algo difícil orientarse y saber hacia dónde se supone que hemos de dirigirnos, y un mapa más detallado habría facilitado el desplazamiento por las poblaciones. Las mazmorras y otros escenarios distintos de las áreas urbanas son igualmente amplios, y a veces consiguen resultar tan confusos como se supone que serían en la vida real, lo que nos lleva a un buen número de momentos de auténtica frustración. Además, a causa del gran tamaño de los entornos, el juego sufre ciertos problemas gráficos que hacen que, por ejemplo, al acercarnos a edificios más grandes, éstos vayan apareciendo a la vista sección por sección, y las texturas se van aplicando a las tramas poligonales de forma bastante evidente. De todas formas, no deja de ser hasta cierto punto admirable que Volition haya optado simplemente por aceptar este defecto en lugar de tratar de camuflarlo a base de niebla, como suele hacerse.
Uno de los elementos más impactantes visualmente hablando son las secuencias de historia preprogramadas. Hechas enteramente a partir del propio motor del juego, cuentan con un estupendo movimiento de cámara y excelentes voces. Summoner está salpicado de escenas que van desde la presentación de un jefe a una visita por vidrieras y mosaicos que explican la mitología del mundo en que nos encontramos, consiguiendo una excelente presentación muy cinematográfica. Las secuencias toman, además, los datos de los personajes para cambiar el aspecto de los mismos según la armadura o espada que lleven equipada, lo que facilita el flujo de la historia. Las voces de los personajes están muy bien buscadas, de modo que cada uno suena como cualquiera esperaría que lo hicieran. La banda sonora también es excelente, con varios temas distintos que cambian según la situación. Sin embargo, los efectos de sonido de combate podrían haberse mejorado fácilmente, pues, durante la lucha, el aspecto sonoro no tiene una gran presencia y queda bastante apagado.
Aunque Summoner no logre alcanzar todos los objetivos que se había propuesto, sigue siendo un buen juego de rol, con un sólido argumento y un enfoque interesante y poco convencional para este género. Con buena parte de lo que cabe esperar de cualquier buen JDR, y tan sólo algún error flagrante, Summoner podría fácilmente considerarse el mejor JDR aparecido hasta el momento en PS2. Y lo que es más importante, consigue romper el molde del rol para consola, mostrando los primeros indicios de lo que esperemos sea la futura dirección que tomen los JDR que han de venir.
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